Sade, Fourier e Ignacio de Loyola han sido fundadores de lenguajes. Inventar signos es practicar una escritura. El objeto de este libro es volver sobre las propuestas de contenido que se adjudican habitualmente a estos tres autores: una filosofía del Mal, un socialismo utópico y una mística de la obediencia, respectivamente, considerándolos como fundadores e inventores de escritura. Plantea así Barthes la siguiente pregunta: ¿hasta dónde se puede llegar con un texto hablando únicamente de su escritura?.
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